10 tips para saber si estoy ante un buen fisioterapeuta

Tal vez te hayas preguntado alguna vez si te están atendiendo como deberían cuando vas donde un/a fisio. Y es normal, ya que la asistencia que ofrece cada fisio varía enormemente (aunque, menos mal, creo que cada vez menos) de un@ a otr@.

Por una parte, la formación que hemos recibido durante lo que fue primero diplomatura y ahora es grado universitario, ha ido cambiando a pasos agigantados los últimos años. La aparición de las nuevas tecnologías ha facilitado el acceso a información que hace años tardaríamos mucho tiempo en encontrar. Los estudios que se llevan a cabo en Australia, por ejemplo, podemos leerlos al minuto de ser publicados en una revista (virtual) científica. ¡A eso es a lo que yo llamo progreso! Y si esto lo combinamos con la mejora de la forma de llevar a cabo los estudios científicos en los últimos años, podemos decir claramente: “Gracias internet”. Pero esta moneda tiene dos caras.

buen fisioterapeuta
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Por otra parte, la facilidad para difundir bulos, fake news, pseudoterapias y formaciones en pseudoterapias para fisioterapeutas, sin aval científico ni plausibilidad biológica, también ha aumentado en esta ola de información y tecnología. Y si antes era fácil que te dieran gato por liebre por la falta de información, ahora lo es todavía más por la desinformación.

Yo soy Iñigo Perez (nº de colegiado 3404), fisioterapeuta responsable del área de traumatología en Recuperación Funcional Gurea en Bilbao. Lo que aquí te voy a comentar son 10 tips (y si llegas hasta el final, tendrás uno de regalo) para saber si estás ante un/a buen/a fisioterapeuta y sepas valorar una buena atención prestada a tu situación dolor. Lo bueno de esto, es que lo recomiendan el grupo de investigadores de Ivan Lin, de la Universidad de Australia Occidental en su artículo «What does best practice care for musculoskeletal pain look like?».

 

Desde nuestro centro de fisioterapia en Bilbao, tratamos de estar lo más actualizados posibles para atender con el máximo rigor científico posible, y ofrecer un tratamiento riguroso y adaptado a las necesidades de cada persona. Para ello, tenemos en cuenta estas 11 recomendaciones siempre que os atendemos.

1. La atención debe estar centrada en la persona

Esto ya lo comentábamos en una de nuestras entradas del blog. Quiere decir que la persona está en el centro de la intervención, y que es desde y hacia la persona donde tiene que aflorar la asistencia fisioterapéutica. Es una relación recíproca, pero siempre la persona atendida como protagonista. 

 

El protagonista es la persona a la que se atiende, porque el contexto de la misma es único. Vive en el sitio que vive, tiene la familia que tiene, practica el deporte que practica, tiene el trabajo que tiene… y eso es irreplicable. Cada persona somos un caso distinto, y aunque parezca que el diagnóstico que nos han dado sea el mismo (por ejemplo, una fractura de peroné), la resolución puede no tener nada que ver. No es lo mismo tratarla en una persona de 60 años, postmenopáusica y deportista, que una persona de 25, diabética, y sedentaria. Creo que es evidente.

 

El lenguaje tiene que ser entendible. A veces entiendo que es complejo explicar lo que nos ocurre en el cuerpo, y hay gente a la que le cuesta explicarse. Es totalmente comprensible. Pero la persona a la que se atiende tiene que comprender lo que le ocurre. Tampoco tiene que ser expert@, pero sí saber qué es lo que le pasa. 

 

Y la toma de decisiones tienen que ser consensuada. Los objetivos de la persona y el fisio tienen que ser los mismos. Para eso el fisio tiene que tener en cuenta lo previamente comentado.

 

Por lo que:

«el/la buen/a fisio tiene en cuenta tu contexto y condiciones, te explica detenidamente tu problema, y trata de buscar objetivos contigo».

2. Evaluar a los pacientes para identificar patologías graves

La valoración es IMPRESCINDIBLE. No tiene ninguna lógica atender a una persona sin saber qué es lo que le ocurre y medirlo/cuantificarlo (ya lo comentaremos más adelante). Pero lo más importante es evaluar para saber DERIVAR en el caso de necesitar asistencia urgente. Esto podría ser el caso de una fractura de un pequeño hueso de la mano, que puede parecer que no está roto, pero si se valora, puede ser necesario que lo vea otro profesional, para hacer una radiografía o lo que crea oportuno.

Así que: 

«el/la buen/a fisio te valora para descartar cualquier patología grave»

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3. Valorar factores psicosociales

Hay factores que está científicamente demostrado que influyen en la sensación dolorosa, en la percepción de nuestro dolor, y en nuestra situación física en general. Conocer el estado de ánimo, las emociones, el miedo, el miedo a moverse y las expectativas de recuperación es muy importante. Esto, como la exploración física, marca el camino y objetivos que se pueden plantear. 

 

Por lo que: 

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«el/la buen/a fisio te preguntará por tus emociones, estado de ánimo y expectativas de recuperación, porque eso influye directamente en tu estado.»

4. Se desaconsejan las imágenes radiológicas a menos que…

Las pruebas de imagen como son las radiografías, resonancias mágneticas o TACs (tomografía computerizada), pueden ser contraproducentes en ciertas ocasiones. Hablaremos de esto próximamente, sobre qué es lo que hay que tener en cuenta cuando nos realizan una prueba de este tipo.

 

En general, hay que realizar estas pruebas SOLAMENTE cuando sean necesarias. Y es por eso que se deben realizar cuando:

buen fisioterapeuta
  1. Se sospecha patología grave.
  2. Ha habido una respuesta insatisfactoria al tratamiento conservador o progresión inexplicable de signos y síntomas.
  3. Es probable que cambie la gestión del tratamiento.

 

Así que:

«el/la buen/a fisio te dirá de hacerte una prueba de este tipo solamente si es necesario.»

5. Realizar un examen físico, que podría incluir pruebas de cribado neurológico, valoración de la movilidad y/o fuerza muscular

Si no se cuantifica, si no se mide, y si no se valora, es imposible saber del estado actual de una persona y su situación respecto a la patología. Y más imposible aún pautar un tratamiento adecuado e individualizado para la misma persona. Es como si en el taller de coches (aunque no me gusten mucho las metáforas con talleres de coches) sin ni siquiera echarle un vistazo al motor, según entras por la puerta te dijeran que lo que tienes que arreglar es la rueda delantera derecha.

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Esta valoración debe incluir diferentes apartados, que serán diferentes en cada caso particular. Lo que está claro es que sin saber de donde partimos, no se puede trazar un plan, ni tener ningún objetivo claro.

 

Moraleja:

«el/la buen/a fisio te valora para saber en qué situación te encuentras.»

6. Se debe evaluar el progreso del paciente

A colación del anterior punto, parece lógico valorar el progreso de la persona. Aquí variará según la persona. Habrá personas que solucionado el problema, no necesiten volver a acudir al fisio. Pero en procesos de larga evolución, la reevaluación es clave para reajustar los objetivos y tratamientos, y seguir avanzando.

 

Por lo que: 

«el/la buen/a fisio te reevaluará posteriormente para ver qué tal va el proceso.»

7. Proporcionar a los pacientes educación/información sobre su condición y opciones de manejo

La educación es fundamental. La personas a las que se atiende, normalmente quieren saber qué les ocurre y qué pueden hacer para mejorar su estado (entre otras cosas). Uno de los objetivos del profesional es explicarlo de manera sencilla (aunque a veces cueste). Y hay muchas cosas que se pueden poner en práctica si te las dice un profesional adecuado, desde el primer momento que sales de la consulta. También debería advertirte de qué opciones y posibilidades de tratamiento tienes sobre la mesa.

 

Aunque está claro que te deberá aconsejar y ayudar para tomar una correcta decisión en las circunstancias en las que estás.

 

Así que: 

buen fisioterapeuta

«el/la buen/a fisio te explicará y te dará la información que necesites.»

8. Proporcionar una gestión que aborde la actividad física y/o el ejercicio

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La gestión de los problemas musculo-esquelético casi siempre van a requerir del MOVIMIENTO PROGRAMADO Y PAUTADO POR UN PROFESIONAL SANITARIO. Y si normalmente realizas actividad física (vas al monte, vas a andar en bici, o te gusta jugar al padel con los amigos los findes), hay que tenerla en cuenta e intentar mantenerla siempre que sea posible. El “Vete a nadar porque es bueno para el dolor de espalda” a una persona que no sabe nadar, no le gusta, y lo que hace es andar en bicicleta los fines de semana, no es correcto. Es ir en contra de las preferencias de la persona, de la ciencia, y de toda lógica. El cuerpo necesita de movimiento, y aunque se te acabe de realizar una operación, se pueden hacer muchísimas cosas para empezar a rehabilitarte, acortar plazos y promover una mejor recuperación.

 

Por lo que: 

«el/la buen/a fisio te mantendrá activo/a en la medida que se pueda, SIEMPRE.»

9. Aplicar la terapia manual (masajes) solo como complemento de otros tratamientos basados ​​en la evidencia

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Puede que este punto sea el que más choque, pero el masaje es un tratamiento con unos efectos que difieren un poco de lo que esperábamos tod@s (si queréis hablaremos sobre esto más adelante). Los masajes son una herramienta que se puede utilizar para mejorar los síntomas a corto plazo pero sus efectos no duran más del mismo (y digo masajes como digo todos los tratamientos pasivos en los que te tumbas en la camilla y te movilizan, crujen o estiran). Si de verdad queremos que un cambio perdure en el tiempo debemos combinar esta herramienta con otros tratamientos con evidencia científica de mejora a medio y largo plazo como puede ser la educación, el automanejo y el ejercicio terapéutico

 

Por lo que:

«el/la buen/a fisio te hará masaje acompañado SIEMPRE de otra herramienta para hacer que los resultados perduren.»

10. A menos que se indique específicamente (por ejemplo, bandera roja por fractura), ofrezca atención no quirúrgica basada en la evidencia antes de la cirugía

Hay en muchas ocasiones en las que la operación no tienen mayor sentido que el manejo conservador (rehabilitación llevada por un/a fisio). De hecho, tras ciertas operaciones, el resultado es el mismo que el manejo conservador, solo que ha tardado más en recuperar, ha tenido que someterse a una intervención quirúrgica (que a veces debe costearse económicamente) y las mejoras se deben posiblemente a la rehabilitación con fisio que se hace posterior a la intervención. 

 

Por lo que:

buen fisioterapeuta

«el/la buen/a fisio te ofrecerá un manejo conservador antes de optar por una cirugía siempre que sea posible.»

11. Facilitar la continuación o reanudación del trabajo/deporte

Esta puede ser la más compleja de llevar a cabo. Podemos decir trabajo, o podemos decir deporte o actividades básicas de la vida diaria. Se debe aconsejar que la persona se mantenga activa (como hemos dicho en anteriores puntos, en la medida de lo posible), que eviten la inactividad y que aumenten gradualmente estos niveles de actividad, en los que se incluyen la participación en deportes, en actividades recreacionales, y el trabajo. Para ello, el fisio debe conocer mínimamente el deporte, y en el caso del trabajo preguntar por sus características y funciones a desarrollar. Con la misma fractura de un dedo de la mano, no es lo mismo empezar a competir para un/a futbolista que para un/a tenista, ¿verdad? Lo mismo ocurre con diferentes tipos de trabajo. Tendremos que conocer cuál es el contexto para poder hacerlo de la mejor manera posible (incluso pudiendo hablar con el empleador, responsable… del lugar de trabajo). 

 

Es por eso que: 

«el/la buen/a fisio te ayudará a empezar con el trabajo o la actividad/deporte en cuanto sea posible y de una manera eficaz.»

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