Incontinencia urinaria femenina

La incontiencia urinaria femenina

Para hablar de incontinencia urinaria femenina, primero debemos entender la continencia, ¿conocéis el término? Si no es así no os preocupéis, intentaremos explicarlo de una manera sencilla y lo más concisa posible. ¡Vamos con ello!

Continencia y micción

Primero de todo, vamos a dividir los componentes que toman partido en el proceso en dos:

  • la vejiga, que se encuentra recubierta por el músculo detrusor, músculo liso involuntario, es decir, no podemos ejercer sobre él conscientemente
  • el esfínter interno de la uretra/cuello vesical, el esfínter externo y la musculatura del suelo pélvico (puedes echar un vistazo sobre anatomía y características generales del suelo pélvico aquí)

 

Cuando la vejiga está relajada, los esfínteres están activos cerrando la uretra, por lo tanto, las paredes relajadas de la vejiga y el cierre del conducto (uretra) permiten que la orina se vaya almacenando; nos encontramos en la fase de llenado. Esto es la continencia, una pared vesical (junto con el detrusor) que se va distendiendo, relajando, para dar cabida al volumen creciente de orina, a la vez que el orificio que la conecta con el exterior se mantiene cerrado por acción de los esfínteres y la musculatura de suelo pélvico, sin permitir que se escape una gota. Si se da un problema tanto en la vejiga/detrusor como en el complejo esfinteriano-muscular aparecería la incontinencia, se trata de un problema de la fase de llenado, veremos su definición unos párrafos más adelante.

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Por el contrario, cuando la vejiga se contrae, los esfínteres se relajan y la orina se dirige al exterior a través de la uretra; se trata de la fase de vaciado.

Esta relación en la que cuando uno se activa el otro se relaja y viceversa, es proporcional en intensidad. Es decir, cuanto más llena está la vejiga (cuanto más relajada y distendida la pared vesical y el músculo detrusor) más tensos están los esfínteres, por lo tanto, no estarán igual de tensos cuando tenemos 100 mL de orina almacenada en la vejiga, que cuando tenemos 300 mL. A todos nos ha pasado alguna vez que hemos estado mucho tiempo aguantando las ganas de orinar, notamos la vejiga muy muy llena, llegamos por fin al baño, nos sentamos y de primeras no sale nada, esperamos un poco y entonces sí, comienza la micción; esto se debe a que los esfínteres estaban muy muy tensos (intensidad de activación proporcional al llenado de la vejiga) y necesitan varios segundos para relajarse y permitir el paso a la orina.

Continuando con la activación/relajación de nuestros protagonistas de la micción, ¿cómo se contrae la vejiga? Por acción del detrusor. Y ¿cómo activamos este músculo, si hemos dicho que no es voluntario? Pues su activación se da mediante una cascada de reflejos consecutivos, aunque la autorización se da a nivel central. Me explico, el pistoletazo de salida, la autorización para que se de esta cascada de reflejos, la damos a nivel cerebral, conscientemente; al igual que tenemos la capacidad de cortar la micción voluntariamente, por lo tanto definimos la micción como un acto voluntario. Es decir, es cuando nosotros nos sentamos y ordenamos al suelo pélvico que se relaje que se desencadenan los reflejos miccionales; los centros cerebrales identifican la relajación y permiten que se desencadenen los reflejos, se contrae el detrusor y comienza la fase de vaciado. Si mientras estamos orinando contraemos el suelo pélvico, cortamos la cascada de reflejos y el detrusor deja de contraerse, por lo que se detiene la micción. En otras palabras, con la relajación/contracción del suelo pélvico podemos actuar indirectamente sobre el detrusor.

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El proceso de continencia y micción se da de esta manera en personas sanas sin patología, si por la contra tenemos alguna patología relacionada con el suelo pélvico puede que desarrollemos incontinencia urinaria. Y es que la incontinencia urinaria no es una patología en sí misma, sino un síntoma; un síntoma que se debe a una disfunción del suelo pélvico. Según la International Continence Society (ICS) se define como la pérdida involuntaria de orina que genera un problema higiénico y social.

Tipos de Incontinencia Urinaria

En 2010 la International Urogynecological Association (IUGA) y la ICS publicaron un documento conjunto en el que se describe la terminología sobre disfunciones de suelo pélvico en mujeres. En él se describen los distintos tipos de incontinencia urinaria. 

La clasificación más ampliamente conocida y utilizada es la siguiente:

  • Incontinencia Urinaria de Esfuerzo: percepción de pérdida involuntaria de orina con  el esfuerzo físico (tos, estornudos, actividades deportivas).
  • Incontinencia Urinaria de Urgencia: percepción de pérdida involuntaria de orina acompañada o inmediatamente precedida de urgencia o deseo intenso de orinar.
  • Incontinencia Urinaria Mixta: percepción de pérdida involuntaria de orina asociada tanto a urgencia como a tos, estornudo o esfuerzo físico/actividad deportiva.

La clasificación completa incluye también los siguientes tipos:

  • Incontinencia Urinaria Postural: percepción de pérdida involuntaria de orina asociada con cambios posturales (por ejemplo al levantarse después de haber estado sentado o acostado). Su mecanismo no ha sido adecuadamente investigado, podría relacionarse tanto con la incontinencia urinaria de esfuerzo como la de urgencia.
  • Enuresis nocturna: percepción de pérdida involuntaria de orina que ocurre durante el sueño.
  • Incontinencia Urinaria Continua: percepción de pérdida continua e involuntaria de orina.
  • Incontinencia Urinaria Insensible: percepción de pérdida involuntaria de orina sin que la persona sea consciente de cómo sucedió.
  • Incontinencia Urinaria Coital: percepción de pérdida involuntaria de orina con el coito. Puede subdividirse en pérdida que ocurre con la penetración o con el orgasmo.

Factores de riesgo para la aparición de la incontinencia urinaria femenina

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Los factores que influyen en la aparición de la incontinencia urinaria son numerosos, algunos de los que más frecuentemente se asocian con este síntoma son: la hipermovilidad uretral, la pérdida de fuerza muscular del suelo pélvico, la pérdida del grosor uretral, la edad, la obesidad o el estreñimiento. Se pueden dividir en factores estructurales y modificables, y estos últimos pueden tratarse con fisioterapia; hablamos de factores tales como los déficits en el control motor, en el sistema musculofascial y los factores conductuales. 

La incontinencia urinaria es altamente prevalente en la población adulta. En España se estima una prevalencia global de 24% en la mujer y 7% en el hombre, aumentando con la edad hasta el 50% y 29% respectivamente. No normalicemos las pérdidas de orina, por pequeñas que sean, porque fue a raíz del parto y eso está dentro de la normalidad, porque sea solamente en momentos puntuales… Puede que tu problema tenga solución y no lo sepas. Acude a un profesional especializado que te valore como es debido y te indique por dónde comenzar el camino hacia tu recuperación, en la medida que sea posible.

Ante cualquier duda o si quieres más información ponte en contacto con nosotros. 

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