Buenas a todas y todos los que me leéis, me presento: Soy Haizea Torres Orrantia (Nº colegiado 3418) y soy fisioterapeuta especialista en suelo pélvico. Desde Recuperación Funcional Gurea, centro de fisioterapia en Bilbao en el que tengo el gusto de trabajar y dirigir junto con mis dos compañeros Iñigo Pérez (Nº colegiado 3404) y Enrique Perez (Nº colegiado 3417), creamos este blog para poder compartir con vosotros todo aquello que creemos puede ser útil (¿Qué fisioterapia hacemos en gurea?). En este post, abrimos el melón del suelo pélvico, ese gigante dormido que parece ser solamente cosa de embarazadas, y no, absolutamente todo el mundo tenemos suelo pélvico.
El suelo pélvico
El suelo pélvico es ese conjunto de músculo y tejido conectivo que tapiza la parte inferior del tronco desde el pubis hasta el coxis, es decir, es lo que tapiza la pelvis si la miráramos desde abajo, y ¿qué sabemos sobre la pelvis?
La pelvis relaciona el tronco con las piernas. Está formada por dos huesos coxales – cada hueso coxal se forma por la fusión de los huesos ilion, isquion y pubis – que se articulan entre sí por delante mediante la sínfisis del pubis, y por detrás, se articulan con el sacro, formando las articulaciones sacroiliacas. El sacro, a su vez, se articula con el coxis por la parte inferior y con la columna lumbar por la superior.
En cuanto a tamaño y diámetros, sin entrar en las diferencias entre sexos, la pelvis es más ancha por arriba (pelvis mayor) y más estrecha por abajo (pelvis menor). La pelvis mayor alberga órganos abdominales, principalmente del aparato digestivo, mientras que la pelvis menor alberga órganos urogenitales y el final del tubo digestivo.
Veamos ahora qué podemos descubrir sobre el suelo pélvico. Comezaremos con una visión externa, e iremos quitando capas. ¡Vamos con ello!
- Vemos la piel, recubriendo toda esa región que tiene por delante el pubis, a los lados las caras internas de los muslos y por detrás los glúteos
- si atravesamos la barrera de la piel nos encontramos con tejido graso
- lo siguiente que veremos será tejido conectivo, algo que podríamos asemejar con capas de piel muy fina, otras un poquito más gruesas, membranas…
- después encontramos los músculos perineales superficiales
- volvemos a encontrar otra capa de tejido conectivo
- y por fin llegamos a los músculos perineales profundos o el verdadero diafragma pélvico, también denominado suelo pélvico, formado por el músculo elevador del ano y el músculo coccígeo


Como ocurre en el resto del cuerpo, la musculatura profunda tiene una función más enfocada al sostén/estabilidad y la superficial al movimiento, pero en general, las funciones del suelo pélvico son las siguientes: sostén de las vísceras pélvicas, continencia urinaria y fecal, defecación, sexualidad y parto en el caso de la mujer (guiar al bebé por el canal del parto). También juegan un papel muy importante en la amortiguación de aumento de presiones abdominales.
Una vez vistas las funciones del suelo pélvico, podremos entender más fácilmente las disfunciones.
Qué problemas podemos encontrar relacionados con el suelo pélvico?
Pues todos aquellos que tengan que ver con el sostén de vísceras, la continencia, la defecación, la sexualidad y el parto. Os redacto a continuación algunos ejemplos de disfunciones relacionadas con:
- sostén de vísceras: prolapsos de órganos pélvicos (vejiga, útero, recto, asas intestinales)
- continencia: incontinencia urinaria y fecal
- defecación: estreñimiento crónico, disinergia defecatoria, fisura anal
- sexualidad: vaginismo, dispareunia, vulvodinia, disfunción eréctil, eyaculación precoz
- parto: secuelas tras el trauma obstétrico, como cicatrices por episiotomía o desgarro, debilidad muscular, zonas dolorosas
Estos problemas que acabamos de mencionar, vienen porque el suelo pélvico no cumple sus funciones como debe ser, ahora bien, ¿por qué no es capaz de desempeñar esas funciones? Para intentar comprender los diferentes orígenes o causas nos vamos a fijar en los componentes que hemos ido citando a lo largo de la lectura:
- estructuras óseas: puede haber alguna lesión articular o en el propio hueso
- musculatura: déficit de fuerza, aumento de tensión, cicatrices, zonas dolorosas, lesiones esfinterianas…
- tejido conectivo: laxitud de los ligamentos, atrofia, pérdida de elasticidad…
- órganos pélvicos: problemas propios de la vejiga, uretra, próstata, útero, vagina, recto
¿Existe solución a estos problemas? ¿Cómo podemos ayudar desde la fisioterapia?
Lo primero y más importante es una buena valoración, de la que partiremos para decidir el tratamiento más adecuado según el caso, el cual dependerá del tipo de disfunción, tiempo de evolución, severidad de los síntomas y características de la persona, entre otros.
En ocasiones, el tratamiento será médico-quirúrgico, en estos casos desde la fisioterapia podremos ayudar desde el pre-operatorio, con el objetivo de tener las menores secuelas posibles en el post-operatorio, y en el propio post-operatorio en el que ayudamos a devolver la funcionalidad a los tejidos y estructuras afectos.
En la mayoría de casos, el tratamiento es multidisciplinar, es decir, la persona es tratada por varios profesionales de la salud, quienes deben estar comunicados entre ellos (desgraciadamente esto en la práctica no siempre es fácil), y por lo general, lo primero suele ser el tratamiento conservador, y si este no funciona, el médico-quirúrgico.
Es aquí donde entra la fisioterapia, en el ámbito de tratamiento conservador, ya que es mínimamente invasiva para el/la paciente y no tiene efectos adversos.
De modo que desde la fisioterapia de suelo pélvico resolveremos o paliaremos todos aquellos síntomas relacionados con la pelvis, articulaciones de la cintura pélvica, ligamentos, musculatura (tanto de suelo pélvico como de otros grupos musculares estrechamente relacionados como los abdominales, lumbares y pelvitrocantéreos) y los órganos pélvicos.
En las siguientes publicaciones iremos profundizando y viendo los conceptos de manera individual, siempre con la intención de ayudar a que comprendais mejor lo que os pasa a vosotros o a alguien cercano, pero nunca como sustituto a una consulta médica o fisioterápica. Siempre, ante cualquier sospecha, acudid a un especialista.